Cada generación tiene sus propias revoluciones, y ha tenido que adaptarse a la manera en la que el mundo ha cambiado. Sin embargo, podemos asegurar que la generación millenial, aquella de los nacidos entre los 80 y mediados de los 90, está viviendo una era totalmente caótica en este sentido. Cualquier niño que creciera en los 90 tuvo la oportunidad de elegir una película en el videoclub para verla esa noche, tal vez incluso en formato VHS. Años más tarde, ese mismo niño está ahora enganchado a las series de Netflix, que ve cuándo y dónde quiere, gracias a la revolución del streaming. Internet lo ha cambiado todo, y aunque la frase sea muy típica y recurrente en estos días, no puede ser más real. Lo cierto es que toda nuestra vida está supeditada hoy en día a la red, nos guste o no. El trabajo, las comunicaciones con nuestros amigos y familiares, el ocio, el entretenimiento…

El condicionamiento que Internet ha creado en nuestro día a día es tan enorme que todavía no somos conscientes del todo de su importancia en nuestras vidas. Cuando ocurre un hecho singular, como la caída de varias plataformas o redes sociales, empezamos a entenderlo un poco más. El 4 de octubre de 2021, por ejemplo, las aplicaciones principales de la empresa meta sufrieron  un colapso de varias horas. Hablamos de Facebook, Instagram y Whatsapp, tres de los serviciosmás utilizados por millones de personas en todo el mundo. Durante más seis horas, los usuarios de estas redes sociales no pudieron ni subir fotos, ni actualizar sus perfiles, ni tan siquiera enviar o recibir mensajes. Estos servicios se han convertido en una de las formas de comunicación más ágiles y efectivas en nuestro día a día, muy por encima del correo o las llamadas. Tanto es así que cuando sufren una caída masiva, como en aquel día aciago de octubre, el mundo entero parece colapsarpor unas horas. Pero no es así. La gente siguió viendo series o películas en plataformas como Netflix o Disney +.

El amor es un sentimiento tan puro, intenso y especial que parece inamovible… pero solo hay que echar un vistazo a la historia para comprobar cómo ha cambiado su concepto en todo este tiempo. El amor que vivimos hoy en día no tiene nada que ver con el que se sentía hace dos siglos. De hecho, seguramente sea diferente al de hace dos décadas. El amor, como emoción, puede ser muy complejo de explicar, pero se ha convertido en algo más. Es un constructo social que “mueve el mundo”. Un concepto que nos hemos inventado para explicar ciertas cosas que normalmente escaparían a la razón y a la lógica. Porque por amor, al parecer, se hacen locuras. Porque el amor, por lo visto, es ciego. Y es que enamorarse significa darlo todo, y a veces eso puede ser perjudicial porque si no obtenemos lo mismo, puede doler bastante.

La llegada y expansión de Internet ha generado todo tipo de consecuencias en nuestra vida diaria, desde la manera en la que compramos y consumimos hasta la forma en la que nos relacionamos con los demás. Este mundo virtual, que cada vez se estrecha mucho más con el real, ha supuesto también un escaparate inmejorable para la expansión de empresas y negocios que, tal vez sin tener mucho que ver con el mundo online, han aprovechado sus virtudes y oportunidades para llegar a más público, para potenciar su imagen de marca y acelerar su crecimiento de una forma que antes era impensable. Hoy por hoy, prácticamente cualquier negocio posee ya presencia en Internet, a través de redes sociales, de anuncios en diferentes webs o incluso de su propia página de negocio, donde centralizará toda la información importante de cara a los posibles clientes, incluyendo una tienda con sus productos más destacados, si pueden venderse online.

Da igual que tengas una pequeña floristería de barrio o una tienda de mascarillas con diseños personalizados, a estas alturas ya deberías saber del potencial de Internet y de las opciones que te ofrece para llevar tu negocio mucho más lejos, conectando con posibles clientes de una manera rápida, sencilla y eficaz, o creando campañas digitales para presentar tus productos, para posicionarte como marca… Google, la todopoderosa empresa estadounidense, suele ser una piedra de toque importante en estas campañas, gracias a sus sistemas de publicidad como Adwords, o a su base de datos con Analytics. El seguimiento de estas campañas es importantísimo para conocer el alcance auténtico de nuestros anuncios y de nuestro marketing, unos datos que nos ayudarán a seguir creciendo más y mejor. Y precisamente Google ha desarrollado una herramienta que nos permite simplificar mucho más el proceso de recogida de datos y análisis de esas campañas. Se llama Google Tag Manager, y si no la conocías, te vamos a descubrir una de las mejores alternativas para hacer crecer tu negocio online.